La prostituta
Mi habitación es como un museo sin pinturas, visitado cada día de apertura, famoso por su colección. Los visitantes pagan una fortuna para poder entrar. Abierto sólo por la noche, cerrado una semana al mes, yo como única pieza de su galería. Mi madre es la cajera, yo la exposición. Como única diferencia, las obras se pueden tocar.
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